El ojo agudo de Baillon supo captar pequeñas postales de la Bélgica de su tiempo, que habitan estos trece cuentos: desde la frustración por una perra que no para de ladrar hasta el hombre de un país ocupado en plena guerra.
El ojo agudo de Baillon supo captar pequeñas postales de la Bélgica de su tiempo, que habitan estos trece cuentos: desde la frustración por una perra que no para de ladrar hasta el hombre de un país ocupado en plena guerra.